lunes, 30 de agosto de 2010

Un viaje, black candy.

Dos extraños cruzaron Alberdi, como dos extraños locos que caminan decididamente sin saber dónde ir. Llegaron a un lugar vagamente conocido y en un diálogo mudo se entendieron sin nada que decir.
Ella derramaba tristeza, él locura; más palabras mudas.
Y como dos locos se examinaron lenta y apasionadamente cada rincón de sus cuerpos. Como dos locos se amaron, o al menos creyeron haberlo hecho.
Dos anónimos se amaron en alguna calle perdida, de cierta ciudad olvidada.

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