martes, 12 de mayo de 2009

Mariposas flotan en mi corazón.


En ese preciso instante la miré fijamente a los ojos y me ahogué en su mirada. Perdí la noción del tiempo.
Reflexioné: si esto no es un sueño, ¿es una de esas pesadillas en donde el horror se presenta sólo al final? No encontré respuesta alguna, esto es sólo el comienzo. ¿Qué es lo que realmente siento? Si mi corazón ya no late con tanta efusividad al verla. ¿Y las famosas mariposas? Sólo viven un día, pasó casi medio año de nuestra última vez. ¿Por qué esa necesidad constante de tenerla a mi lado? Quizá se deba a que su aliento se me hizo costumbre, no lo sé. Sólo sé que no entiendo nada, tampoco quisiera entender.
Por más que me pregunte si ella se pregunta lo mismo, evito el tema.
Soy conciente de lo que ella significa para mi, de todo lo que atravese para hoy sentir su piel (nuevamente). El destino nos cruzo, el tiempo nos separó y el destino volvió a insistir. Hoy la tengo en mis brazos, le acaricio el cabello, la beso, la toco, la miro, le hablo.
Hoy es mia y a eso debo darle importancia. Hoy, sólo hoy.

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