Descubrí que fingir una pasión inexistente no iba a solucionar nada. Al mismo tiempo descubrí también que todo formaba parte de una ficción creada por mi cabeza y una nebulosa sentimental bastante acomplejada.
Ella no era quien yo creía ver. No. Ya no era la misma de quien me había enamorado, sin embargo la buscaba.
La crueldad de los recuerdos eran la evidente realidad a la cual me encontraba sometido, al mismo tiempo la imaginación resultaba ser bastante masoquista.
Llegué a fingir cada beso, cada caricia; mirada, tacto, abrazo e incluso cada respiración.
Aún no logro comprender aquella jugarreta perversa.
Intenté amarla como creí haberlo hecho aquella vez. No resultó.
La muchacha, sin embargo, parecía amarme cada vez más.
No hay comentarios:
Publicar un comentario