domingo, 12 de abril de 2009

Decirte la verdad ya no me cuesta nada

¡Qué infantes! ¡Qué absurdo es el orgullo!
Tengo las ideas acomodadas, los sentimientos en su lugar pero es necesario sentarse y reflexionar.
Me pienso, me hablo, me escucho y me analizo miles de veces, sé lo que pasa. Por eso no temo hablarte, no temo verte. Creo que es inútil seguir escapandonos. Si estoy te vas, realmente no quiero eso.
Debo confesarte que me divirte muchisímo "jugar" a este "juego" pero es hora de colocar la ficha en el casillero final.
¿Dónde quedaron aquellas palabras? ¿El viento se las llevo? Me das a entender que fue puro bla bla; yo confié.
Sé que seguis mis pasos pero ¿por qué? Si supuestamente no me podes ni ver.
Hoy me manifiesto a traves de estas líneas y confieso que te estoy esperando. Con sólo hablarte y decirte adios me basta.

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