lunes, 4 de octubre de 2010

Crónicas de un corazón idiota: El Duelo.

Es difícil decir adiós, pero resulta aún mucho más complicado decir: hasta nunca. No es fácil desprenderse de un hecho, palabras y besos que te torturan hasta secar la última lágrima.

Mil veces dije adiós. Mil veces intenté desprenderme de vos y fracasé en el intento.

En todos estos textos no hay más que breves descripciones y reflejos de mis sentimientos y de la tortura que fue para mí desgarrarme de vos. Una vez más me encuentro desprendiéndome de tu fantasma.

No puedo negar que me culpo una y otra vez por ¿nuestro? fracaso, pienso – a veces- que en algún momento el destino nos volverá a cruzar y que quizá, en esos tiempos, sea el momento para un “nos”. Y sin embargo me niego a tenerte una vez más en mi vida, sé que es mejor no tenerte, sufrir junto a la soledad de mis días y recordarte en aquel tan lejano pasado, en el que alguna vez fui demasiado feliz y al mismo tiempo tan infeliz al (no) tenerte.

En estos últimos meses no tenía ni la más mínima intención de poder lograr algo con todo esto, pero estaba en paz al caminar juntos, al reír; al abrazarnos.

Tus palabras sin perder esa filosa punta me cortajearon una vez más; por última vez.

Pasaron los días, pasaron las horas y me encuentro en pie nuevamente, creyendo que esta vez es el duelo definitivo, el adiós por siempre y no un “hasta siempre”.

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