Se acostaron sobre el cesped. Era una noche perfecta, el cielo estaba despejado.
Comenzaron a hablar de cosas absurdas, entre palabras y palabras insignificantes se besaron. Fue un beso sin mayor importancia que esa, quizá la ocasión ni lo merecia. Aquel acto ocurrió sin más relevancia que aquella, un simple beso.
Sí, era una noche magnifica.
Aquel beso a él lo abrumó de recuerdos y lo transladó a un pasado no tan lejano. Ella sin embargo no entendía lo que ocurria.
¿Y si estuviera ella en realidad?- Pensaba él.
Sólo pudo recordarla, a ella, con quien no se encontraba en ese momento.
-Julia, te necesito, no te vayas.
Ella se detuvo, lo miró fijamente a los ojos, se levantó y le dijo:
-Me iré, no soy Julia.
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